jueves, 10 de septiembre de 2009

Como se mueve el vice en la cancha (Tapa de La tecla)



Hermético, de bajo perfil, reticente a entablar contacto fluido con la prensa y de movimientos sigilosos. El vicegobernador, Alberto Balestrini, imprime estas características a su gestión en el Senado, en la que lo acompañan funcionarios que nada dicen si el jefe no manda a decir. Y generalmente manda a decir poco, porque “para sacarle una confesión hay que operarlo”, coinciden tres hombres que lo conocen desde hace tiempo. “Siempre tiene su jugada muy bien guardada”, apuntan. La espuma sobre una posible salida de Daniel Scioli de la Gobernación para asumir como diputado alcanzó su punto más alto a fines de agosto pero todavía algunos baten teorías con la clara intención de darle asidero a lo que -de concretarse- se convertiría en una nueva muestra de despotismo por parte de Néstor Kirchner. Quiera o no, Balestrini queda envuelto en esa espuma. “No es una figura decorativa, juega, y lo hace con presencia en la cancha. Pero de ahí a pensar que puede quedarse en el lugar de Scioli, hay una gran distancia. El no quiere ser Gobernador ahora, ni tampoco ha planteado nunca que quiera serlo alguna vez. Es más, suele decir que en 2011 se va a la casa”, trinan cerca del vice. “No voy a ser el Calabró de Scioli”, aseveran que ha marcado el ex intendente de La Matanza, en un parangón con lo sucedido en los tumultuosos ‘70 entre Victorio Calabró y Oscar Bidegain. “Ni tampoco el Solá de Ruckauf”, apuntan otros, con cierta malicia hacia Felipe, a quien también -por las dudas- culpan como posible usina de esos rumores. A decir verdad, desde diversos sectores de Unión-Pro se muestra intencional “preocupación” por el futuro del Gobernador, y se dice que “parece que Kirch-ner quiere sacarlo de la Provincia”. Respecto del conocimiento público, recuerdan que en 2007, cuando efecto Misiones de por medio se bajó Solá, el santacruceño pensó primero en Balestrini y luego se inclinó por Scioli, con mucha más imagen. En su momento, cuando nacieron las testimoniales, había una teoría de un retiro de Scioli para preservarlo con mejores proyecciones futuras. En todo caso, ése hubiera sido un marco más propicio que el actual para suceder al Gobernador. Pero la derrota electoral desterró esa posible jugada. La relación del matancero con el patagónico carece de fisuras, y hablan por lo menos dos veces por semana. Hay opera-dores legislativos que sostienen: “Balestrini fluctúa entre Scioli, Kirchner y un grupo de dirigentes, entre los que están Federico Scarabino, Teresa García e Isidoro Laso. Este grupo, que siempre opera para sí mismo, hoy juega para Alberto Pérez (jefe de Gabinete), pero es contradictorio que Balestrini esté con ese grupo, porque son refractarios a Kirchner y él es ultra K”. Entre los jefes comunales, Balestrini tiene penetración en varios distritos del Conurbano, pero no en todos. Por su des-pacho pasan constantemente alcaldes del Gran Buenos Aires y del interior. No es buena su relación con los líderes de la FAM. Cerca del titular del Senado recuerdan las versiones surgidas cuando Kirchner puso al matancero de vicegobernador. “Decían que haría las veces de comisario. Pero Balestrini entendió que no estaba para controlar a Scioli”, plantean . Por supuesto, existen diferencias en temas puntuales, y hay una concepción distinta de construcción de poder. Se le ha escuchado decir al vicegobernador que su deseo para 2011 es que “el Gobernador sea un hombre del PJ de la Provincia”. Prácticamente no lo han sido los últimos tres mandatarios que puso el peronismo. Balestrini siempre pidió más PJ en el gobierno. En parte se vio compensado por las entradas de Eduardo Camaño y Cacho Alvarez. Históricamente, al vicegobernador le correspondió poner a su gente en dos ministerios. No los tiene, pero tampoco los habría pedido. “No le dieron nada, no tiene por qué ser leal y rendir pleitesía”, considera un legislador cuya relación con el titular del Senado no es de alineamiento. No obstante dice que “eso no significa que quie-ra serrucharle el piso”. Dicen cerca del titular del Senado que “no se le conoce a Balestrini una reunión por afuera del PJ con dirigentes del interior. No está la Cámara de Senadores para tomar examen al Gobernador, y se agradece la visita constante de los minis-tros; pero no es por control, sino para mejorar las leyes”. En medio de la marea roja de estos días, con evidentes operaciones que incluso exceden la rosca política tradicional, Alberto Balestrini quedó en medio de una situación incómoda. De todos lados tratan de bajar la espuma hasta hacerla desaparecer, pero una vez echada a rodar la versión, luego es difícil desterrarla del todo. Más cuando alguien dice: “Alberto no es un derrocador, pero nunca se sabe dónde te va a ubicar la política argentina”.
Nota de Tapa de revista La Tecla

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