martes, 9 de junio de 2009

La revolución Fusiladora ( 8 al 12 de junio de 1956)

Alzamientos de Junio de 1956

Al poco tiempo de que Lonardi dijera “ni vencedores ni vencidos”, una de las frases más falsas de la historia nacional, las cárceles argentinas se llenaron de presos políticos y gremiales peronistas. Lo que se tradujeron en 30.000 detenidos por causas políticas, 200.000 delegados de fábricas inhabilitados y el decreto 4161 vigente (prohibiendo hacer cualquier mención sobre el peronismo), y la proscripción política de la fuerza mayoritaria del país, el Peronismo. A pocos meses del golpe gorila al gobierno peronista y en contra del pueblo, el peronismo intentó, por primera vez, traer a Perón y recuperar el poder para el pueblo. Un sector del ejército liderado por el General Valle aparece en escena; pero es infiltrado por los servicios de inteligencia que lo dejan avanzar, para poder dar un “castigo ejemplar” y así terminar de una vez por todas con las aspiraciones peronistas de retornar al poder.

En la medianoche del 8 de junio de 1956 se sublevaron contra el gobierno de facto que había destituido a Perón en septiembre del ’55 (Ver Proclama revolucionaria del Movimiento de Recuperación Nacional), un grupo de militares nacionalistas entre los que podemos contar a los Generales Juan José Valle y Raúl Tanco, ambos en situación de retiro, como así también los compañeros Cogorno e Ibazeta. Estos soldados leales a Perón coparon el regimiento 7 de La Plata y atacaron la jefatura de la policía bonaerense. Al mismo tiempo dominaron la ciudad de Santa Rosa, en La Pampa; fracasaron, en cambio, en el intento de sublevar a los regimientos 1 y 2 de Infantería y a la Escuela de Mecánica del Ejército, en la Capital Federal, así como a ciertas unidades de Campo de Mayo.
El gobierno, no desconocía la intención de los generales leales y en horas previas al estallido había ordenado la detención de varios dirigentes sindicales y Rojas, que estaba a cargo del Poder Ejecutivo por ausencia transitoria de Aramburu, que se encontraba en Rosario, ordenó la represión de las fuerzas alzadas.
Los compañeros lucharon varias horas en La Plata; no pudiendo tomar la jefatura de policía ni resistir el ataque de la Infantería de Marina apoyada por aviones de la Fuerza Aérea. Poco después de la rendición de los Revolucionarios de La Plata, los de Santa Rosa adoptaron la misma actitud. Casi treinta ciudadanos fueron fusilados en José León Suárez, Lanús, Berisso, Avellaneda, Ensenada, Azul, etc., incluido el General Valle y Ricardo Santiago Ibazeta.
En al feroz represión cayeron varios civiles -como los ametrallados en José León Suárez en lo que a partir de la investigación y posterior publicación del compañero Rodolfo Walsh, se conoce como Operación Masacre-. Recordemos que no todos los fusilados estaban relacionados con la acción militar desarrollada o llevada a cabo. Se sentaba un triste antecedente que en la historia posterior se desarrollara con inusual vigor, era el fusilamiento en la Argentina por motivos o por razones políticas. El levantamiento fue brutal e ilegalmente reprimido. Hubo muchos muertos, de los cuales sólo siete cayeron en combate. Los compañeros fueron masacrados antes de que se dictara la ley marcial. Aramburu y Rojas asumieron públicamente la responsabilidad de esta decisión, que justificaron como indispensable para evitar reacciones similares.
Durante las primeras horas del 10 de junio de 1956 el gobierno militar dicta la ley marcial y da la orden de ejecutar a los rebeldes capturados. En menos de 48 horas cerca de treinta entre civiles y militares leales a Perón son fusilados. A fin de evitar más muertes peronistas el General Valle en la madrugada del 12 de junio de 1956 se entrega a las autoridades militares (Ver carta de Valle a Aramburu). Esa misma tarde es condenado a muerte. Valle fue fusilado sin juicio previo, junto con otros 33 militantes Peronistas sin juicio previo, por defender un gobierno constitucional. Cabe recordar que nuestra constitución prevé la opción de alzarse en armas para defender a un gobierno constitucional.
Quedaba claro que había vencedores y vencidos.
Pero la defensa de un programa con Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política donde se conjugan los intereses del pueblo y la Nación, es asumida por la mayoría de los peronistas que “a pesar de las bombas, de los fusilamientos...” como dice la canción, que aún hoy se corea en las manifestaciones, siguieron luchando y escribieron las páginas más gloriosas de la larga Resistencia Peronista que culminó luego de 18 años de lucha con el retorno del General Perón.

Fuente: www.26dejulio.com

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